Capítulo 43: Preludio



Llamaba la noche a su encanto; al vívido paisaje que le había abandonado, el cantar del ruiseñor y de todas las aves que con su fulgor y bríllate colorido adornaban sus valles, ahora húmedos… vacios. Con el aúllo de unos pocos destinados a la perpetua oscuridad, iluminando con la escasa luz de sus ojos cual incandescentes faros, los caminos ocultos entre maleza viva y embustera. He ahí, entre las sombras, entre los escombros y los restos de ceniza de árboles convalecientes, fulminados por la muerte, retozando ahora en el espacio infinito del cielo, cual azul caído se mostraba ausente para dar paso a las verdaderas protagonistas de la escena: las estrellas, las únicas, calladas, intransigentes, perpetuas, imperturbables… inalcanzables.


Una presencia extraña, oscura y potente, ensombrecía al amor consumado que reposaba ante sus ojos sangrantes, su quietud y sigilo, semejante únicamente al de la propia sombra, tan inherente y desapercibida, pero a conciencia; siempre presente. Percatarse de semejante presencia, sería para cualquiera un logro más allá de lo concebible, pero para el joven que hasta ese momento había permanecido en el mundo de los sueños, con el calor de su amor entre sus brazos, era impermisible no percatarse de tal presencia desde sus lejanos acercamientos. Tal perturbación le hizo estremecer su cuerpo entero… con sus narices repletas del aroma del príncipe inconsciente, y su espalda rígida por la pesadez del hasta entonces, ausente descanso. El noble marqués optó por lo que su instinto demandó casi de manera inconsciente, en un lapso de menos de un segundo, sostuvo con la punta de los dedos la navaja que aguardaba a un costado del lecho, apenas con la fuerza suficiente para lanzarla por en cima de su hombro, justo al centro de los ojos de tan perturbador y ajeno personaje.

- Itachi… - Al enderezar su espalda y encarar al intruso, Sasuke descubrió a su hermano a un costado de su cama, mismo a quien recientemente había arrojado la navaja, la cual esquivó sin mayor dificultad, y ahora se encontraba incrustada en la pared de la cabaña.

- … - Con un sencillo gesto con la sien, a manera de  orden, le señaló la entrada a la cabaña, y sin más salió del lugar.

-… - Sasuke continuaba sorprendido por no haberse percatado de la presencia de su hermano, de habar sido alguien más… quizás ya estaría muerto… YA ESTARÍAN muertos, recordó a su amante entonces, quien ajeno aún al disturbio, continuaba dormido. Después de remover el cabello de su frente, viró su mirada a la enternecida imagen del príncipe que yacía a su lado. Inclinó su cuerpo hasta el hombro del bello hombre, y le besó tiernamente – Te amo…



Una vez vestido, Sasuke alcanzó a Itachi, quien pacientemente le aguardaba en al otro lado de la puerta. Aún acomodaba el puño de su manga…

- ¿Crees que esté bien dejarlo solo…?

-… - Itachi dedicó un momento en la mirada distante de Sasuke; denotaba su preocupación al mirar fijamente la desgastada puerta de madera. Convencido de que su hermanito pondría resistencia a irse y dejar a solas al rubio en semejante lugar, tubo que impulsarle tomándole del hombro -  Andando.

Llevó a Sasuke casi a rastras, considerando que nunca antes había cuestionado un “ven conmigo” a su hermano, era más que obvia su prioridad y su amor por la rubia… menuda situación tan delicada. Continuó apenas recargándose en el hombro de Sasuke hasta que estuvieron frente a la guardia del príncipe. Los hombres devastados por el frio sereno de la noche, se mostraban exhaustos, fríos y  ojerosos. Shikamaru apenas pudo enfilar su mirada hacia Sasuke, tenía entumido el cuello, y una vez que pudo distinguirle, le miró retadoramente, a lo que el Uchiha reaccionó de manera, más que prepotente. Se puso en canclillas frente al líder de la guardia y con excesiva fuerza, retiró de su rostro la mordaza.

-Shhh… - Sentenció, poniendo su dedo índice sobre la boca del estratega, mirándole de manera altanera con sus característicos ojos rojos – Si tus hombres o tú, dicen una sola palabra… - miró ahora al resto, que confundidos sólo atinaban al espanto - … o intentan algo… - regresó la vista a Shikamaru - …No descansaré hasta que sus cuerpos, sean hechos pedazos y devorados por los perros. – Tal amenaza generó un poderoso estremecimiento en Shikamaru, podría haber jurado que esperaba fuera un juego de su anterior líder de escudaron, pero el tono de su voz y su mirada… no era broma… en verdad lo haría. Una vez terminada su amenaza, sacó de una funda en su cinturón la navaja que un momento antes había lanzado al rostro a Itachi, y cortó con ella las sogas que sostenían a Shikamaru, y le extendió la mano para que se levantara… Shikamaru la rechazó tajantemente, e hizo un par de intentos de levantarse antes de conseguirlo, su cuerpo estaba completamente engarrotado. Una vez se hubo levantado el Uchiha arrojó la navaja hacia el suelo y se enterró a escasos centímetros del pie de Shikamaru. El guarda miró la navaja un tanto asustado, y después volvió a mirar a Sasuke, quien con la pura mirada le reiteraba su anterior amenaza.

Sasuke e Itachi se perdieron en la maleza lentamente. Una vez que Shikamaru les perdió de vista, se hincó con desesperación, tomó la navaja y comenzó a roer toda cuerda que apresaba a sus hombres.

- ¡Shikamaru! ¡Shikamaru! ¡¿Qué haremos aho…?! – Una vez le quitó la mordaza, Kiba perdió el control.

- ¡Shhhh! – Pero Shikamaru enmudesió su boca tapándole con toda la extensión de su mano, cesando por un segundo su ansiosa labor - ¡Cálmate!, cálmate, guarda silencio… - se acercó más a sus oídos y le susurró – No es el memento, ni el lugar… - le soltó y continuo su labor – Debemos permanecer tranquilos hasta que sepamos que está sucediendo…

- ¿Qué hay de Naruto? – Sentenció serena y bajamente Sai. Más al escucharlo, todos se congelaron y miraron secamente al líder del improvisado escudron.

- Él debe estar bien… - el ansia de Shikamaru no le hacía comprensible, la agitación de su respiración y lo ocupadas de sus manos en la pasmosa tarea de roer tan gruesas cuerdas delataban su alteración inaudita - … de lo contrario Sasuke no se habría tomado la molestia de amenazarnos.

- Shikamaru ¿Qué haremos ahora?

-… - Su alteración solo había extraviado aún más el ánimo de sus colegas, la confusión que habían generado en ellos los resientes acontecimientos aún no les abandonaban – Ya veremos Choji, ya veremos…




Los hermanos Uchiha caminaron entre la maleza del bosque hasta una pequeña cascada que descendía por rocosas e intrincadas rocas, mismas que escalaron sin problemas, en completo silencio, hasta escabullirse entre la cascada hasta una cueva pequeña y húmeda, misma que desde el comienzo de su estancia mutua en el lugar le ha hecho de su refugio.

- ¿Aún nos sigue?

- ¿Qué sabe hacer otra cosa?

- Parece que no… - contestaba Sasuke mientras lampeaba un chorro de agua que escurría por su frente.

- Tobi volvió a vigilarnos, aún no confía en nosotros.

- Nunca lo ha hecho, Itachi. – Sasuke mostró entonces una sonrisa sínica.

- Te confías demasiado, Zetsu podrá parecer un debilucho, pero Tobi le envía a él solo a vigilarnos, ¿no te dice eso suficiente? – La sonrisa de Sasuke se borró al instante.

- Sé lo que vas a decirme…

- ¡No!, no lo sabes. – Itachi miró a Sasuke firmemente, y puso su mano derecha sobre su hombro – Lo que sabes, es que en otra situación, estaría lleno de felicidad por ti, pero Sasuke; ¿estás consciente de lo que haces?, esto ya no se trata de lo que sientes. Él no es cualquier muchacho…

- ¡Lo sé!, crees que hay un momento siquiera en que pueda ignorarlo. Sasuke inclinó la mirada y miró a su hermano con ojos que denotaban una intensa pena –… Él me hace querer ser un mejor hombre. Lo amo, lo amo Itachi, y no puedo evitarlo… - el mayor de los hermanos le soltó el hombro entonces, no podía soportar esa mirada, y comenzó a moverse de un lado a otro, pensando, semejante a un león enjaulado - ¿Qué harías tu? – esta interrogante le hizo detenerse – Si pudieras estar nuevamente con Deidara… ¿Qué harías por poder ser feliz junto a él?

- ¡No se trata de mí! – Sasuke había tocado un punto débil en Itachi de una manera altanera. Caminó hasta estar a un paso de distancia de Sasuke, y le miró firmemente - ¡Podrían fusilarte por esto!

- ¡Bien! ¡No me importa si a cambio puedo ser feliz un sólo día!

- Eres todo lo que tengo. Y quizá tú estés dispuesto a dar tu vida por ese niño… pero yo no…– Sostuvo ahora de ambos hombros a Sasuke –… ¿entiendes lo que eso significa?






-… - Despertaba de su sueño el bello durmiente, completamente sólo, en un lugar que apenas si reconocía, no como un lugar existente, sino como un espectro de un sueño dejado en el olvido. – Sasuke… - apenas había erguido su cuerpo y caído en cuenta de una ausencia, Naruto enunciaba el nombre de su amor - ¿Sasuke? – pero el aludido no regresó el llamado. El rubio se puso de pie bruscamente, más apenas sostuvo su peso sobre sus pies y el dolor de sus caderas le paralizó - ¿Pero que…? – extrañado, como con total ausencia de memoria del acto que había estremecido su cuerpo horas atrás, colocó ambas manos sobre la parte trasera de sus caderas, más al tocarse solamente reafirmo el punzante dolor que emanaba de ellas hacia el resto de sus piernas, tan semejante al de un golpe fuerte, que incluso intentó visualizar con la mirada por encima de sus hombros su espalda baja, para detectar moretones o signos de aquel golpe que lo hubiese dejado en semejante estado, cual va siendo su sorpresa el no distinguir irregularidad alguna en el tono de su piel… más una vez que se formuló en su mente la pregunta: ¿Entonces qué fue que me duele…?, cayó en cuenta de la desnudez de su cuerpo. Intentó saltar de la sorpresa,  más el brusco movimiento solo atino a activar nuevamente el foco de dolor de sus caderas, cosa que le dobló de tajo y le obligo a recargarse contra el lecho… - ¡Maldición! ¿Qué cosa me hiciste Sasuke?




Había pasado ya más de una hora desde que la guardia del príncipe había sido liberada, una vez libres buscaban el modo de hallar al príncipe sin parecer sospechosos, habían comenzado a colaborar con los quehaceres de los rebeldes buscando oportunidades de husmear entre las cabañas, hasta que…

- ¡He! ¡Muchachos! – Al otro lado del campamento les llamaba un sujeto de cabello revuelto y un parche en el ojo izquierdo - ¡Vengan! – les ordenó haciéndoles señas para que se acercaran. Los cuatro guardas respondieron a la indicación. Una vez que les tuvo más cerca: - Al parecer ya les levantaron el castigo – Parecía divertirse cuantiosamente con el comentario. A su lado se encontraba una mujer joven y hermosa de cabello corto (cosa inusual en una mujer), con un adorno de rosa, que revolvía pasmosamente un guiso al fuego de la leña - ¡Anden! Siéntense, seguro tienen hambre.

Uno a uno se resignó sometido por el hambre, sentándose con gran pesar en los troncos dispuestos alrededor de la fogata.

- Gracias… - atinó a enunciar Shikamaru en nombre de su improvisado escuadrón.

-…- El desconocido les brindó una sonrisa y tomó asiento tras ellos – Espero no me guarden rencor por lo de ayer…

-¿Perdón?

- Supongo que la máscara deja mucho a la imaginación. Fui yo quien los atacó el día de ayer, espero que… - completó la frase simulando con sus manos darse a sí mismo un golpe en el rostro con – ya saben, sin resentimientos…

- … - Todos enmudecieron, pues el sujeto que ahora tenían frente a sus ojos parecía incluso agradable, nada semejante al escalofriante sujeto que los había atacado horas atrás, él hecho de que ese fuera su verdadera cara, era simplemente escalofriante.

- No hay problema. – enunció Shikamaru para evitar que semejante silencio fuera incómodo o despertara sospechas.

- Mi nombre es Tobi, soy el jefe aquí. Ella… - señaló a la joven a su lado – es Konan.

- … - la joven afirmó con un leve gesto, continuaba sin decir palabra.

- Un gusto… - contestó Shikamaru, consternado aún por la amabilidad de los sujetos – Soy Shikaku, él es Inuzuka, - agregó señalando a Kiba – Choza, - dijo señalando a Choji – y Giga. – señalando por último a Sai.

-¡Bien! Konan, sírveles. – Sin decir palabra y con extrema calma, la joven comenzó a servirles en platos de barro.

- Gracias… - los guardias agradecían uno a uno cuando la joven les extendía tan amablemente el codiciado alimento.

- ¿Y…? ustedes perdonaran, pero ¿por qué el Uchiha les contrató para vigilar al rubio?

-¡..! – algunos de los guardas palidecieron con el cuestionamiento, más Shikamaru, completamente mentalizado para no sorprenderse, se mantuvo serio, aunque con el corazón a todo lo que da - ¿Vigilar?- intentó sonar embustero - … en realidad somos protección. Ese mocoso es muy impulsivo, ¡bueno! Lo habrá notado usted mismo… - el sujeto del parche soltó una leve carcajada - …Supongo que temía que le siguiera hasta aquí, y bueno, aquí estamos…

- Ya veo… Ese Sasuke, resultó más previsor de lo que imaginaba, seguramente les contrató en cuanto supo que al final terminaría aquí, y no lo culpo, con esas marcas en el rostro seguro ese muchacho la pasaría muy mal…

-¿A qué se refiere? – Interrogó inmediatamente el estratega.

- Sí, las líneas en la cara del rubio… - aclaró Tobi señalando con una mano sus propias mejillas.

-¿Qué con ellas? – continuó más que curioso,  con gran ansiedad.

-¿Qué no saben lo que significan…? – Cuestionó un tanto burlón y sorprendido, mirando a todos los que apenas si probaban bocado hundidos en curiosidad - …son las marcas del zorro. -… todos los guardias continuaban igual, expectantes, por lo que aclaró: - La marca con las que en algunos pueblos de esta región maldicen únicamente a asesinos y a ladrones…

- ¿Cómo, está diciendo que ese muchacho es un…?

- Ho,  hizo algo muy malo. Esas marcas solo son resguardadas para los peores actos. Es una manera de exponerlos y alertar a otros de lo que son en realidad. Por eso es que de estar sólo, quizás le habrían matado a pedradas en el poblado que estaba a unos cuentos pasos del lugar en el que los encontramos ayer.

- ... - Toda la gente en este campamento son campesinos… y ahora que lo pienso, en las aldeas que cruzamos para llegar aquí no había un sólo hombre, solo mujeres y niños, sería posible que todos en esta región apoyen  a este sujeto… Eso significaría, que en realidad se escondían de nosotros… o de Naruto… Naruto, ¿Qué fue lo que hiciste? ¿Cuál es el la verdad tras esas marcas?





Tras buscar por cada rincón de la cabaña al desaparecido Marqués, pese a sus lamentos, el joven príncipe se decidió por vestirse y salir a buscarle él mismo. Con gran lentitud, a diferencia de su habitual andar salió de la cabaña…

[iiiiiiiiiiiiiiiiiiiii]

Más lo primero que encontró fue a unos sujetos hostigando a Chidori.

- ¡Hey! ¡Quítenle las manos de encima! – trató de correr, pero no pudo, así que solo caminó a grandes zancadas, lo más que le permitía el compás de sus piernas sin hacerle caer de dolor al suelo. Para cuando llegó con Chidori los tipos ya habían emprendido la huida, aterrados por la ira en el rostro del monarca. – Hola Chidori, que bueno verte. – Afortunadamente el despampanante corcel estaba integro, nadie había lastimado un solo pelo del animal. Mientras el rubio acariciaba el hocico del jamelgo, pudo divisar a su guardia completa mirarle fijamente al otro lado del campamento, con su reciente grito había llamado su atención, más, pese a ser consciente de ello, la situación parecía ser irreal, como si de un sueño se tratara, Naruto aún no salía del trance que todas las resientes situaciones le habían causado. Todo había pasado tan rápido, desde descubrirse príncipe real, la traición de Sasuke, el compromiso con Gaara, y ahora su guardia aguardando por él, disponiendo de alimento junto a sus enemigos mortales, perecía una cruda y cruel broma del destino. Por lo que Naruto permaneció mirándoles, con la sien recargada en el enorme hocico de Chidori unos minutos.

- Parece no tener ganas de venir aquí… - dijo Tobi tras devolver un segundo el ángulo de visión natural a su cuerpo, pues estaba dando la espalda a la guardia para poder mirar al joven que les cautivó desde el momento en el que le escucharon enunciar palabra – ¡jaja!

[Fiuuu] Silbó el jefe del campamento a Naruto, y una vez que le hubo sacado de su trance y captado su atención, de manera infantil extendió su mano derecha hasta lo más alto que su brazo le permitía, e hizo una muy enérgica seña al rubio para que se acercara. Y al igual que sus guardas, el rubio respondió al llamado.

-¡…!- Sai iba a levantarse al ver a Naruto, pero Shikamaru alcanzó a sostenerle de la pierna y forzarle a tomar asiento nuevamente, el azabache solo atinó a mirarle confundido.

- Tobi, señor… - atrajo su atención Shikamaru, haciendo que quitara por un momento su mirada de Naruto, quien caminaba aún algo lejos, hacia ellos – Antes dijo: que Sasuke-sama nos contrató en cuanto supo que terminaría aquí. ¿Qué quiso decir con eso?

- ¿Sasuke nos les dijo nada?

- No, no era necesario entonces.

- Entiendo. Eres un hombre listo. Así que inferiré en que estás más que enterado de lo que hacemos aquí.

- Tengo una leve idea. – Esta conversación iniciada entre ellos parecía contener un mensaje oculto, pues lo fijo de sus miradas era semejante a la de un felino asechando a su presa, pero a la vez, se sonreían, era claro que ambos eran sumamente inteligentes, y que sin importar que tan insignificante pareciera la conversación, era claro que lo que significaba iba más allá de lo que se dejaba oír.

- Supongo que no es de extrañarse, pues su presencia aquí, la verdad, incluso a mí me sorprendió. Al final la causa les hizo huéspedes. Pero no fue Sasuke a quien convenció la causa, fue Itachi quien se alió con nosotros, Sasuke fue una reacción secundaria.

- Entiendo…

- Buenos días. – Llegó entonces a la fogata el joven príncipe, y Saludó a todos un tanto extrañado.

- ¡Buenos…! ¡Días! – se expresó enérgicamente el sujeto emparchado – Ella es Konan, - aclaró para el recién llegado – y yo soy Tobi, el nuevo dueño de… - sacó de debajo de su saco a Fumetsu.

- ¡…! – Naruto no supo cómo reaccionar, solo extendió sus ojos como platos, después de todo no esperaba una actitud así del aterrador sujeto de tan espantosa máscara. Solo se inclinó, de manera inconsciente, como reclamando la espada…

- ¡Ho! ¡Jojo…! Lamento informarte que Itachi me ha pedido conservarla. Ósea que ahora es Miiiia… - dijo de manera presuntuosa y risueña.

-… - Naruto, nuevamente, no supo que decir.

- ¡Ho, vamos! Quita esa cara… - le exclamó el sujeto alertando el gesto de desanimo del rubio – Anda, siéntate, seguramente mueres de hambre.

-… - Naruto miró en busca de un lugar donde sentarse y pese a estar confundido, se sentía tranquilo con ver a su guardia completa tan tranquilos.  Cuando al fin se decidió por sentarse a la derecha de Konan, se sorprendió al apenas rosar con sus glúteos el duro tronco, pues la sensación, tan extraña y punzante le hizo saltar de un brinco alarmado.

[Chass]

Al ver semejante acción del príncipe, Shikamaru no pudo evitar la reacción involuntaria de su brazo, golpeando secamente su rostro con su palma al pensar – Ahora sí, estoy muerto.

- Jajajaja… - el único que parecía divertirse cuantiosamente con todo lo sucedido era el extraño de Tobi - ¿Cuál es tu nombre muchacho? – cuestionó a Naruto apenas dejó de reírse y esté había conseguido sentarse.

- Naru… - justo enunciaba el príncipe su nombre, cuando notó la mirada de Shikamaru, semejante a la de Iruka cuando le veía cometer un atropello.

- ¿Naru? – continuó cuestionando Tobi mientras el rubio recibía de Konan un plato de barro con comida.

- Sí, Naru… - contestó el rubio al dar cuenta de la indirecta de Shikamaru, esto le permitió respirar nuevamente al estratega, sumado al alivio de verle completo y saberle libre. Aunque ahora lo más importante, era salir de ahí sin levantar sospechas.

- Vaya espectáculo que dieron el Uchiha y tú anoche… - Naruto se puso rojo como tomate de golpe y comenzaron a temblarle las manos - … aunque, siendo sincero. De no haber sido así, no hubiera creído que eras el amante de ese niño, me pareció que era más frígido que una estatua.

- Tobi-sama… - llamó la mujer que hasta entonces se había mantenido en silencio, desencajando a todos los presentes, salvo a Naruto y a su jefe - … incomoda a Naru-kun.

- Haaa… tienes razón, pero es muy graciosa su cara roja. – Añadió sonriendo abiertamente ante el gesto crispado y colorado del rubio.

- Tobi-sama… - interrumpió Shikamaru - … nos contaba sobre Itachi.

- Tienes mucho interés en ellos para ser un simple empleado ¿no te parece?

-… - Naruto, quien había comenzado a sorber su sopa, desvió toda su atención a sus oídos tras escuchar el nombre de Itachi.

- No es mi interés el que habla… - contestó Shikamaru, mirando fija, pero cálidamente a Naruto. Tras verlo, Tobi entendió que cuestionaba con intenciones de que fuera “Naru” quien dispusiera de la respuesta.

- ¿No sabes cómo fue que llegó Sasuke aquí, cierto? – preguntó amablemente al rubio, quien se había estremecido con este hecho. Rogaba desde hace tanto, tener una explicación.

- No. No lo sé.

- Entonces... permíteme ser yo quien te cuente.